dimecres, 7 d’abril del 2010

Los censores de Franco / Oriol Pi de Cabanyes / la Vanguardia

En 1939 comenzó el proceso de destrucción del público lector en lengua catalana", sentenciaba en su insuperado estudio sobre la censura y la edición Maria-Josepa Gallofré. Que la censura supuso un freno para la consolidación de un público lector a la vez que "un factor constante y determinante en el desarrollo de la literatura catalana", como dijo en otra obra la doctora Van den Hout, lo vienen a corroborar ahora Jaume Clotet y Quim Torra en un libro que recoge más de 150 informes de censura y que han titulado con ironía Les millors obres de la literatura catalana (comentades pel censor)

¿Quiénes fueron los oscuros redactores de aquellos informes autorizadores o denegadores de tal o cual libro? Llegaron a ser algunas decenas, hasta 1975, pero las investigaciones seguidas en el archivo de Alcalá de Henares permiten identificar sóloa unos cuantos: el reusense Román Perpiñá, el poeta Sebastià Sánchez-Juan, el también versificador y crítico de arte Francisco Galí Duffour, Juan J. Permanyer, Pedro Rocamora, J. Úbeda, el padre Miguel Oromí, Félix Ros...

Entre ellos, apuntó maneras Carlos Ollero, futuro catedrático de Teoría del Estado y de Derecho Constitucional, nada más y nada menos que uno de los padres de la Constitución y presunto autor del informe dirigido al Rey con el diseño jurídico de la sustitución de Suárez que el general Armada entregó en verano de 1980 a Sabino Fernández Campo. De la lectura de todos estos documentos se deduce que una de las obsesiones de los inquisidores era la utilización de los términos nación o nacional referidos a Catalunya. En el informe sobre la biografía de Folch i Torres escrita por su hijo, el censor precisa que "se trata de las palabras patria y patriótico, nación, etcétera, que los catalanes usan siempre en el mismo lenguaje ordinario, sin que ello tenga remedio, cuando hablan de Cataluña". Y lo mismo objeta el censor Fernández Jardón en su informe de Caliu. Records de mestres i amics de Nicolau d´Olwer, que tacha hasta en veinte páginas porque "se emplean con demasiada frecuencia los vocablos de patria y nación aplicados a Cataluña". ¿Cómo hemos tardado tanto en saber algo de la verdad de aquella infamia fundamental? Denuncian documentalmente Clotet y Torra, en plan Hannah Arendt, que "la banalización de la dictadura es, tal vez, el más trágico triunfo del franquismo".

Oriol Pi de Cabanyes
La Vanguardia / 5.04.2010

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